Hace algunas semanas estuvimos viendo en qué consistía el concepto de Fuerza Relativa. En ese momento dijimos que dejábamos para más adelante la explicación de cómo debía implementarse una estrategia de inversión basada en dicho concepto. Hoy voy a acometer esa tarea y el objetivo es hacerlo con el suficiente detalle como para que cualquier persona sea capaz de implementarla sin dedicarle más que unas pocas horas al mes.
Según estuvimos comentando, los conceptos de Fuerza Relativa y de Universo de Inversión son fáciles de entender por el inversor promedio (ver post
Estrategia de Fuerza Relativa - Concepto). A partir de dichas ideas se pueden desarrollar estrategias capaces de obtener rentabilidades superiores al +15% a largo plazo. En el post de hoy os iré explicando qué es lo que hay que hacer para poner en práctica un sistema clásico de Fuerza Relativa.
Cómo desarrollar la estrategia de Fuerza Relativa
Una vez definido el universo, ahora ya podríamos comenzar a aplicar los pasos necesarios para elaborar una
estrategia pura
de Fuerza Relativa. Tened en cuenta que existen variantes a la hora de
implementar esta idea, pero aquí os pongo un sistema bastante estándar y
que yo he utilizado en más de una ocasión. Los pasos a seguir serían
los siguientes.
1º)
Ordenar los activos por rentabilidad a 12 meses.
Lo primero que tendremos que hacer es ordenar, de mayor a menor, los
activos de nuestro universo en función de la rentabilidad que hayan
alcanzado durante los últimos
12 meses de cotización. Por ejemplo, en el caso del Ibex bastaría con ordenar por rendimiento los 35 títulos que componen el índice.
Comentar que existen otras alternativas en cuanto al
ciclo temporal.
En vez de 12 meses, algunas variantes de la estrategia operan con
plazos de 9 meses y otras con ciclos de 18 meses. Por tanto, vosotros
sois libres de elegir esas cantidades también. Sin embargo, mi
recomendación es que uséis 12 meses ya que, en general, es el valor que
mejores resultados me ha dado en el pasado.
2º)
Descartar activos con rentabilidad superior a 100%. A continuación procederemos a eliminar aquellos activos que lleven acumulado un
rendimiento superior al 100%.
¿Por qué hacemos esto? Aquellos títulos que hayan duplicado su valor
durante el último año lo más normal es que se encuentren en un estado de
gran sobrevaloración. Hay una gran probabilidad de que, en cualquier
momento, se inicie una corrección en ellos y, por tanto, lo mejor es
evitar que formen parte de nuestra cartera.
3º)
Descartar activos con menos de 12 meses de historia.
En este punto procederemos a deshacernos también de aquellos activos
que lleven cotizando en el mercado menos de 12 meses. No es un
historial suficiente
como para que la fuerza relativa sea relevante. Aquí hay que tener
cuidado, pues hay screeners que nos mostrarán en el listado aquellos
valores con menos de un año de cotización aunque hayamos pedido una
ordenación por rentabilidad a 12 meses. Tendremos que hacer la
verificación manualmente.
En nuestro ejemplo del Ibex, tendremos que eliminar de la lista todas aquellas empresas que hayan lanzado su OPV (
Oferta Pública de Venta)
durante el último año. Obviamente, llevarán menos de 12 meses de
cotización y, por tanto, no queremos esos títulos en nuestra cartera.
4º)
Escoger los 10 primeros valores de la lista. Una vez ordenados los valores anteriores, el siguiente paso consistirá en
extraer los 10 activos
que estén obteniendo la mejor rentabilidad a 12 meses. No es
recomendable quedarse con más de 10 seleccionados, ya que entonces lo
que estaríamos haciendo es diluir la potencia del
concepto de Fuerza Relativa.
En nuestro ejemplo, la estrategia se implementaría escogiendo las 10
empresas del Ibex que mayor plusvalía hayan alcanzado en los últimos 12
meses.
5º)
Descartar activos con rentabilidad inferior a 15%. Una vez tenemos la lista de 10 activos, procederemos a eliminar de ella aquellos que no alcancen un mínimo de
rentabilidad del +15% a 12 meses. Esto es, vamos a considerar que rendimientos inferiores a ese porcentaje se identifican con una
fuerza relativa insuficiente y, por tanto, evitaremos que dichos valores sean incluidos en
nuestra cartera.
Si
hay menos de 10 activos que cumplan con este criterio, entonces es que
el mercado seleccionado (nuestro universo) no está mostrando una gran
fortaleza (alcista) en ese momento. En nuestro ejemplo podría ocurrir
que, de la lista extraída de 10 valores del Ibex, sólo 7 de ellos
tuviesen una plusvalía superior al +15%. En ese caso, nos quedaríamos
únicamente con esos 7 valores y descartaríamos los otros 3 títulos.
6º)
Asignar el 10% de nuestra cuenta a cada activo. A continuación, procederemos a adjudicar el
10% de nuestra cuenta
a cada uno de los activos seleccionados en el paso anterior. Si hubiese
menos de 10 candidatos entonces, obviamente, dicha asignación no
llegaría al 100% del capital disponible. En ese caso, el dinero restante
se destinaría a liquidez o a algún tipo de inversión que sea
equivalente a estar en liquidez (depósitos, fondos monetarios, fondos de
renta fija de corto plazo, etc...).
En el ejemplo
anterior, como sólo había seleccionados 7 valores del Ibex, entonces
posicionaríamos un 10% de nuestra cuenta en cada uno de ellos. Así, el
30% restante del capital tendríamos que asignarlo a liquidez. Hay que
tener en cuenta que en un escenario de ese estilo lo más probable es que
el mercado no esté mostrando un gran fortaleza y, por tanto, no va a
merecer la pena invertir el 100% de nuestra cuenta en activos de dicho
universo.
7º)
Escoger un máximo de 2 activos por sector. Con esto tratamos de evitar que nuestra cartera acabe compuesta por
demasiados activos
de un mismo tipo de inversión. Esto es, sería muy peligroso que nuestra
estrategia nos obligase a trabajar con una cartera de 10 bancos (si
nuestro universo fuera la Bolsa española) o con una cartera de 10
metales (si nuestro universo fuesen las materias primas). Así nos
aseguramos de no poner todos los huevos en la misma cesta.
En
nuestro ejemplo del Ibex, la idea sería no incluir en cartera más de 2
valores pertenecientes al mismo subsector: Petróleo, Minerales,
Alimentación, Ocio, Bancos, Telecomunicaciones, etc... ¿Por qué
preferimos, en el ejemplo, usar subsectores en vez de sectores? Bueno,
la realidad es que en España sólo hay 6 sectores, así que sería muy
complicado trabajar con tan poca diversidad; en cambio, disponemos de 29
subsectores con los que será más fácil operar.
Siguiendo
los puntos anteriormente mencionados, ya tendríamos estructurada una
cartera de activos seleccionados en base a su Fuerza Relativa.
Lógicamente, esta sería su composición inicial y, por supuesto, sería
imprescindible hacer un seguimiento periódico de la misma si queremos
que sus resultados sean consistentes. Si desde el principio sabemos que
no vamos a ser capaces de mantener esa perseverancia, entonces lo mejor
es que posicionemos nuestro dinero en un
fondo de inversión o en un
sistema de inversión automático.
En próximo día, en un nuevo post, continuaremos viendo cuáles son los pasos que hay que seguir para implementar la estrategia de Fuerza Relativa. Una vez que hemos examinado los puntos más centrados en la selección de activos, en la siguiente entrega pasaremos a revisar los apartados correspondientes al seguimiento de la cartera. Hay que tener en cuenta que la revisión periódica es tan importante (o más) que la selección inicial de valores.
Y eso es todo por hoy. Como ya sabéis, quedáis invitados a la segunda parte del artículo para completar el estudio de la estrategia de Fuerza Relativa. En cuanto completemos la revisión, en principio ya deberíais ser capaces de poner en funcionamiento el sistema con vuestra propia cuenta.
Saludos.