Continuación de: Terra y el café de mi amiga (1)
Su estrategia de entrada tampoco me pareció estar basada en ningún argumento consistente. Le pregunté por qué se había decidido a comprar Terra en vez de alguna acción más conservadora, tales como las que tenía yo en cartera. Me contestó que ella simplemente entró porque el valor había subido con rapidez desde 11 hasta 100 euros, y esperaba que siguiera subiendo a ese ritmo en el futuro.
Me pareció increíble que alguien tuviese la audacia de comprar algo que había subido un 800% en tan pocos meses, esperando que la revalorización continuase a ese ritmo en el futuro (sí, en aquella época todavía era un poco ingenuo). También es verdad que, si mi amiga se hubiese conformado con un beneficio razonable, incluso podría haber vendido sus acciones con más de un 50% de ganancias. Pero en el año 2000 era complicado pedirle sensatez a alguien que había caído presa de la fiebre de Terra.
Después de eso, los temas de conversación giraron hacia otros asuntos no relacionados con la bolsa y volví a sentir que me encontraba en una cafetería. De hecho, nunca más volvimos a hablar sobre Terra en ninguna de nuestras charlas posteriores. Con el tiempo, fui perdiendo el contacto con esta amiga y ahora hace ya muchos años que no nos vemos.
Pero lo más probable es que no vendiera sus acciones de Terra ya que, por supuesto, nunca regresaron al nivel de los 100 euros. Seguramente acabaría acogiéndose a la Oferta Pública de Exclusión lanzada por Telefónica a 5,25 euros por acción. Si realmente fue así, entonces sus 20.000 euros iniciales acabaron transformándose en poco más de 1.000 euros en el momento de la exclusión…
En su defensa diré que no fue la única a la que le ocurrió algo parecido. Mucha gente perdió mucho dinero con Terra. Con el tiempo fueron saliendo a la luz casos más dramáticos que el de mi amiga. Por ejemplo, recuerdo que, en un programa de radio, una señora ya jubilada comentó que había hipotecado su casa por 200.000 euros para invertir todo ese capital en Terra. No sé exactamente a qué precio había entrado, pero creo recordar que también fue en torno a los 100 euros. Y en el momento de su llamada a la radio las pérdidas ya superaban el 80%, esto es, los 160.000 euros.
Por supuesto, esta señora no sólo había malgastado ese dinero, sino que también había visto desvanecerse su estilo de vida para la jubilación pues, a partir de ese momento, tendría que dedicar parte de su pensión a pagar la nueva hipoteca de su vivienda. ¿Qué es lo que habría pasado por su mente el día que decidió invertir en Terra? Como se decía entonces, era la locura de la inversión...
Es curioso lo que hacemos a veces las personas. Nunca entendí cómo una chica como mi amiga, que nunca se había acercado al mundo de la bolsa, de repente un día decide que se va a lanzar al mercado. Y no lo hace comprando un Blue Chip del Ibex, sino que va a por la empresa de internet más especulativa del momento, Terra, y decide invertir en ella 20.000 euros. Y, lo peor de todo, es que lo hace después de haber visto cómo esa acción sube desde los 11 euros de salida hasta los 100 euros en unos pocos meses.
Aún hoy sigo sin entenderlo del todo, a pesar de que ya estoy un poco más familiarizado con los procesos de euforia y miedo de las masas.
De hecho, aunque ahora tengo ya mucha experiencia en los mercados financieros, siempre estoy atento para no caer presa de ninguna fiebre especulativa de este tipo. Desgraciadamente, la de Terra no fue la última: posteriormente hemos sufrido muchas más. Y, por supuesto, no sólo afecta a inexpertos: desde entonces, también he visto a traders muy experimentados caer en ellas.
Lo único que lamento de este episodio es que mi amiga no me comentase, antes de comprar, que tenía intenciones de adquirir Terra. Así, al menos, podría haberla avisado de los peligros que encerraba la burbuja puntocom y de lo importante que era tener un plan de acción antes de entrar. Aunque, por supuesto, la decisión final de comprar (o no) habría sido suya porque, como ya sabemos, una burbuja dura más tiempo del que estimamos razonable y, por tanto, siempre es posible ganar dinero con ella (mientras no seas el último en subirte al tren, obviamente).
De hecho, seguro que en un universo paralelo mi amiga, a pesar de mis consejos advirtiéndola de los riesgos puntocom, fue capaz de vender sus Terras con un 50% de beneficios…
Fin
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