EL TAMBOR DE LA BOLSA - Trading en los Mercados Financieros desde 2007

jueves, 9 de octubre de 2014

Terra y el café de mi amiga (1)

Corría el año 2000, nos encontrábamos en plena burbuja tecnológica, y recuerdo que todo era felicidad y optimismo. Las rentabilidades de las bolsas durante la década anterior habían sido sencillamente espectaculares. Por aquel entonces, yo ya llevaba varios años operando en el mercado de valores, aunque mis sistemas estaban totalmente basados en el análisis fundamental. Nunca había oído hablar del análisis técnico ni del trading, y aún pasarían unos cuantos años antes de que me iniciase en ese otro universo.

En aquel tiempo estaban de moda las empresas de internet. Todo el mundo hablaba de ellas, tanto los traders más experimentados como los que nunca habían operado en bolsa hasta ese momento.

Yo, la verdad, pasé de puntillas por todo ese boom tecnológico. Tengo que confesar, con un poco de nostalgia, que nunca compré una empresa puntocom. Mis inversiones de aquel entonces incluían valores más clásicos, tales como Unión Fenosa, Telefónica, Bankinter, Dragados o Azkoyen. Eso hizo que me perdiera parte de la fiebre alcista de finales de los años 1990, pero también me sirvió para librarme de lo peor del estallido de la burbuja tecnológica.



Pero bueno, a lo que iba. Recuerdo que un día quedé con una amiga (licenciada en psicología) en una cafetería. Se trataba de un local muy agradable en el que solíamos quedar de cuando en cuando. Tenía todo el mobiliario de madera, lo que lo hacía mucho más acogedor que cualquiera de esos bares anónimos en los que tienes que instalarte en sillas y mesas de plástico. Por cierto, hace poco pasé por su puerta y vi que ahora su lugar lo ocupa una moderna heladería, así que no tiene mucho sentido que trate de indicaros dónde estaba ubicado. Ya sólo es una imagen en mi mente.

Tras pedir los cafés, comenzamos a comentar las novedades que se habían producido desde nuestro último encuentro. Y hablando de todo un poco, en un momento dado me dijo ilusionada que había comprado acciones de Terra. Se trataba de una empresa de internet, muy famosa en aquella época, que había lanzado un año antes una OPV a 11,8 euros por acción. Su confesión me dejó muy sorprendido, ya que nunca había comprado una acción en su vida y su conocimiento de la bolsa era bastante somero. Sin embargo, la primera incursión en el mercado de valores había resultado ser esta empresa tan especulativa.

Quise conocer el precio de entrada y me comentó que había comprado 200 títulos a unos 100 euros por acción. Eso me sorprendió aún más, aunque hice todo lo posible para que no notase que casi me había atragantado con el café. No había entrado a los 11 euros de la OPV y, en cambio, se había decidido a comprar al ver que el precio llegaba a los 100 euros. La buena noticia era que Terra, al ser la empresa puntocom de moda, había continuado subiendo sin pausa hasta alcanzar un máximo en torno a los 157 euros.



Dejándome llevar por la curiosidad, le pregunté si había vendido sus Terras tras esa fulminante subida, pero me contestó negativamente. Lamentablemente, mi amiga no se había salido en el máximo, con un 50% de beneficios, y en el momento de nuestro encuentro en aquella cafetería aún conservaba las acciones en cartera. Para su desgracia, en las últimas sesiones el valor había regresado al nivel de los 20 euros. Aunque yo no seguía la evolución de las empresas de internet, era casi imposible no estar al tanto de la cotización diaria de Terra, ya que salía continuamente publicada en todos los medios.

Así que sus pérdidas en ese momento rozaban el 80% del capital invertido, es decir, los 16.000 euros de la época. Empecé a echar cuentas y fui consciente de que eso era el sueldo de todo un año de trabajo. Por supuesto, me guardé mucho de hacer ese comentario en voz alta, ya que supuse que era conocedora del detalle y que lo último que necesitaba era que otro listillo se lo mencionase cuando ya no tenía ningún remedio.



En cambio, sí quise saber por qué no había vendido al ver que caía desde 150 hasta 100, su precio de entrada. Su respuesta, previsible, fue que en ese momento realmente esperaba que se recuperase el valor. ¿Y por qué no vendes ahora, a 20 euros?, le dije. Me contestó que, con pérdidas del 80%, ya tenía poco más que perder y mucho que ganar, sobre todo si el valor volvía a repuntar y a dirigirse hacia los 100 euros. Lo que quedaba claro es que todavía tenía esperanzas de volver a ver Terra a 100 euros y que no tenía definida ninguna estrategia de salida del valor.

Continuará...

1 comentario:

Miguel Illescas dijo...

Lo de tu compañera-amiga, es de juzgado de guardia, pero es de lo más habitual.
No se en que punto nos encontramos, si ya están entrando muchos pardillos o no, si sus motivos son correctos o equivocados...el tiempo nos lo dirá.
Estaré pendiente del resultado final, promete, je,je.

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