Así, el pulso del QE3, o lo que es lo mismo, de sus estímulos extraordinarios, se va frenando, pero el caso es que la Fed todavía lo mantiene activo. Y eso implica que seguirá engordando por un tiempo -al menos hasta finales de octubre- su balance, que ya alcanza un volumen histórico en los 4,4 billones de dólares -unos 3,3 billones de euros-.
Y hasta ahí ha llegado la actuación de la Fed en la reunión de política monetaria de julio. Yellen, por el momento, no ha dado más pistas sobre el futuro de los tipos de interés. Ni siquiera el buen dato de crecimiento del segundo trimestre ha alterado el pulso de la presidenta de la entidad. Entre abril y junio, la economía estadounidense se expandió un 4% en tasa trimestral anualizada, por encima del 3% y recuperándose de la contracción del 2,1% sufrida en el primer trimestre de 2014.

Por el momento, los cálculos del mercado sitúan la primera subida de los tipos a finales del segundo trimestre de 2015. Desde septiembre, los inversores estarán muy pendientes de lo que diga Yellen por si tienen que adelantar ese calendario. Aunque, como aperitivo, analizarán las actas de la reunión terminada este jueves, que se publicarán el 20 de agosto.
Pero, a pesar del tono más optimista de esos comentarios, el banco central norteamericano quiere más. Echa en falta un mayor incremento de la población activa, puesto que considera que sigue habiendo "una significativa infrautilización de los recursos laborales", y una mayor recuperación del sector inmobiliario. Es una forma más de ganar tiempo para no mostrar prisas sobre la primera subida de los tipos. Aunque Plosser ya ha demostrado que el debate de fondo existe y que, salvo sorpresa, se calentará en los próximos meses.
Fuente: El Confidencial
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